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Artículo: Del dehesa al plato: el viaje de un jamón ibérico de Bellota LOLO

Del dehesa al plato: el viaje de un jamón ibérico de Bellota LOLO

Del dehesa al plato: el viaje de un jamón ibérico de Bellota LOLO

El origen prestigioso

La dehesa, un ecosistema único

La dehesa española es mucho más que un simple terreno de cría. Este ecosistema milenario es el punto de partida de la extraordinaria aventura del jamón Bellota Pata Negra LOLO.

Este paisaje característico del suroeste de la península ibérica combina bosques dispersos de encinas con praderas naturales. Es un modelo perfecto de armonía entre el ser humano y la naturaleza.

La dehesa ofrece a los cerdos ibéricos un hábitat ideal donde pueden alimentarse en libertad. Este sistema de cría extensiva representa la antítesis de la ganadería industrial moderna.

El cerdo ibérico, una raza excepcional

En el corazón de este entorno privilegiado vive el verdadero tesoro de la gastronomía española: el cerdo ibérico. Esta raza ancestral se distingue por su pelaje oscuro y sus pezuñas negras, de ahí su apodo "pata negra".

El cerdo ibérico posee una capacidad genética única: infiltra la grasa directamente en los músculos. Esta característica es la clave de la textura jugosa y del sabor incomparable del jamón.

Los ganaderos de LOLO seleccionan rigurosamente sus cerdos para garantizar la pureza de la raza y preservar sus cualidades excepcionales.

La montanera, una etapa crucial

La montanera representa la fase de engorde más determinante para la calidad del jamón. Durante este período otoñal, los cerdos se alimentan principalmente de bellotas.

Cada cerdo ibérico de bellota pata negra dispone de al menos una hectárea para moverse en libertad. Esta actividad física contribuye al desarrollo muscular y a una distribución óptima de la grasa.

Pueden llegar a consumir hasta 10 kg de bellotas al día, complementadas con hierbas y raíces silvestres. Esta alimentación natural confiere al jamón sus aromas incomparables y su sabor único.

El arte de la transformación

El sacrificio y el despiece, primeras etapas delicadas

Una vez finalizada la montanera, los cerdos alcanzan un peso ideal de entre 160 y 180 kg. El sacrificio se realiza en condiciones estrictamente controladas para minimizar el estrés del animal.
El despiece es llevado a cabo por maestros carniceros que separan con precisión las distintas piezas. Los jamones traseros (jamón) y delanteros (paleta) son seleccionados con sumo cuidado.
LOLO presta una atención especial a esta etapa para preservar la integridad de las piezas que iniciarán el largo proceso de curación.

El salado, un saber hacer ancestral

El salado es la primera fase de conservación del jamón. Las piezas se cubren con sal marina durante un tiempo preciso, calculado en función de su peso.
Esta operación delicada permite extraer progresivamente la humedad preservando las cualidades organolépticas de la carne. La sal penetra lentamente en los tejidos.

Tras esta etapa, los jamones se lavan cuidadosamente para eliminar el exceso de sal en la superficie. El proceso artesanal de LOLO respeta meticulosamente los métodos tradicionales.

El secado y la curación, la paciencia recompensada

El secado inicial se lleva a cabo en secaderos naturales donde la temperatura y la humedad se regulan mediante la apertura y cierre de las ventanas. Esta fase dura varios meses.

A continuación comienza la etapa de curación en bodega, un momento crucial en el que el jamón desarrolla sus aromas complejos. Los maestros jamoneros de LOLO vigilan atentamente la evolución de cada pieza.

En total, el proceso puede prolongarse entre 3 y 5 años en el caso de los mejores jamones ibéricos de bellota. Esta extraordinaria paciencia es el precio de la excelencia.

La experiencia gastronómica

La degustación, un ritual sagrado

El corte del jamón ibérico es un verdadero arte que requiere técnica y experiencia. El maestro cortador utiliza un cuchillo especial para obtener lonchas ultrafinas.
La degustación comienza idealmente por la parte más ancha del jamón (la maza), y luego avanza hacia otras zonas como la babilla o la punta. Cada zona ofrece matices diferentes.
LOLO recomienda degustar el jamón a temperatura ambiente (entre 21 y 24°C) para apreciar plenamente sus aromas y su textura fundente.

La certificación, garantía de calidad

Cada jamón LOLO cuenta con una trazabilidad completa que permite conocer su origen exacto, su alimentación y su elaboración. Esta transparencia total es esencial para los conocedores.

Al elegir un jamón ibérico de bellota LOLO, los amantes del buen comer tienen la seguridad de disfrutar de un producto excepcional, fruto de un patrimonio cultural y gastronómico único en el mundo.